Podemos estar acostumbrados a reprimir, a ignorar, o a no entender ni aprovechar nuestras propias emociones. Olvidamos la valiosa información que nos ofrecen y nos encontramos muchas veces esclavizados por nuestra ira, obsesiones, complejos, impulsos o incapacidad de amar. Sin embargo, esa insatisfacción emocional y vital puede cambiar. Mi experiencia personal y profesional me ha enseñado que el cambio es posible y que no hay que perder la esperanza.

Para todo ello, ofrezco un acompañamiento y terapia psicológica. Estoy especializada en EMDR y traumas/heridas del pasado pero también trabajo muchos bloqueos emocionales, adicciones y dependencias (relaciones tóxicas, a sustancias, al sexo, a la pornografía), así como ansiedad y depresión.

Como dice Edith Eger, psicóloga y judía, que estuvo en los campos de concentración nazi, “el tiempo no cura. Lo que cura es lo que haces con el tiempo. Curarse es posible cuando decidimos (…) correr riesgos y, por último, cuando decidimos liberarnos de la herida, dejar atrás el pasado o la pena”.