Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos atravesado alguna experiencia difícil de sobrellevar. Sin embargo, algunas vivencias dejan una marca profunda en nuestra mente y nuestro cuerpo, generando lo que conocemos como trauma. Ya se trate de un accidente, una pérdida, una relación tóxica o una infancia complicada, pueden convertirse en heridas emocionales que, lejos de desaparecer con el tiempo, se quedan atrapadas en nuestra memoria y afectan nuestra forma de vida y a nuestro día a día.
A menudo, escuchamos frases como “deberías pasar página” o “el tiempo lo cura todo”, pero la realidad es que el trauma no desaparece solo, y superar una experiencia traumática puede ser un proceso largo y complejo. Entonces, ¿por qué a algunas personas les cuesta más superarlo que a otras? La respuesta no es sencilla, ya que el impacto depende de varios factores, como la intensidad del suceso o la capacidad de la persona para afrontarlo. Afortunadamente, existen herramientas terapéuticas que pueden ayudarnos a superar estas heridas y recuperar el bienestar.
¿Por qué el trauma afecta más a unas personas que a otras?
No todas las personas experimentan el trauma de la misma manera. Mientras que algunas logran recuperarse relativamente rápido, otras pueden quedar atrapadas en el dolor durante años. Esto se debe a los siguientes factores:
- Intensidad y duración del trauma: Los traumas más graves, como el abuso o la violencia, suelen ser más difíciles de superar que aquellos de menor impacto.
- Edad en la que ocurrió el trauma: Las experiencias traumáticas en la infancia pueden ser más difíciles de procesar, ya que afectan al desarrollo emocional y cerebral.
- Apoyo social y entorno: Contar con una red de apoyo puede marcar la diferencia en la recuperación. Está comprobado que las personas que se sienten solas en su dolor suelen tener más dificultades para sanar.
- Capacidad de afrontamiento: Cada persona tiene diferentes recursos emocionales y psicológicos para hacer frente a situaciones difíciles.
- Predisposición biológica: Algunos estudios sugieren que existen personas con una mayor vulnerabilidad genética a desarrollar trastornos relacionados con el trauma, como el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
Tipos de traumas que dejan huellas más profundas
Como hemos comentado, algunos traumas psicológicos son experiencias profundamente perturbadoras que pueden dejar cicatrices emocionales duraderas. Veamos cuáles son y por qué dejan huellas más profundas, y cómo pueden afectar a las personas a largo plazo.
- Abuso físico o emocional: Las personas que han sido maltratadas, sobre todo en la infancia, pueden desarrollar graves secuelas emocionales.
- Pérdida de un ser querido: El duelo, si no se transita adecuadamente, puede derivar en problemas psicológicos como la depresión.
- Accidentes o catástrofes: Situaciones de peligro extremo pueden dejar una huella en la mente y el cuerpo.
- Relaciones tóxicas: La manipulación emocional y el maltrato psicológico prolongado pueden generar heridas profundas que afectan la autoestima y capacidad de confiar en los demás.
- Experiencias de guerra o violencia extrema: Las personas que han vivido la guerra en primera persona o han sido víctimas de violencia severa tienen mayor riesgo de desarrollar TEPT.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 70% de la población ha experimentado al menos un evento traumático en su vida, y aproximadamente el 8% tiende a desarrollar TEPT como consecuencia de ello. Esto demuestra que el trauma es un problema común, pero no todas las personas logran superarlo sin ayuda profesional.
Cómo la terapia puede ayudarte a cerrar las heridas del pasado
Afrontar un trauma sin ayuda puede ser una tarea abrumadora. La terapia ofrece un espacio seguro y te proporciona las herramientas efectivas para procesar el dolor y avanzar en el camino de la recuperación.
Permite procesar el trauma de forma segura
El trauma no se olvida, pero sí se puede procesar de manera que deje de causar dolor. Terapias como la Terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) ayudan a que el cerebro reprocese los recuerdos traumáticos de forma saludable y adaptativa para que dejen de generar malestar.
Reduce los síntomas emocionales y físicos
Las secuelas del trauma no son solo son emocionales, también pueden manifestarse en el cuerpo a través de ansiedad, insomnio o tensión muscular. La terapia ayuda a reducir estos síntomas y a restaurar el equilibrio emocional.
Mejora las relaciones interpersonales
Muchas personas con traumas no resueltos experimentan dificultades para confiar en los demás o tener relaciones saludables. Trabajar en terapia permite reconstruir estos vínculos y mejorar la autoestima.
Fomenta el crecimiento personal
Superar un trauma no solo permite dejar atrás el dolor, sino que también ayuda a desarrollar la resiliencia, fortaleza emocional y un mayor autoconocimiento. Muchas personas que han pasado por terapia afirman sentirse más seguras y con una nueva perspectiva sobre la vida.
Si sientes que el pasado está afectando a tu presente y no sabes cómo avanzar, la terapia puede ser el primer paso hacia tu recuperación. Fátima Ruiz, psicóloga especializada en trauma y Terapia EMDR, puede acompañarte en este proceso y ayudarte a sanar brindándote todas las herramientas que necesites. Ponte en contacto para solicitar una consulta presencial u online, recuerda que no tienes por qué enfrentar el trauma solo/a.